Que el estrés no se suba al auto
Para la mayoría de los conductores manejar un auto supone una cuota de estrés extra a las tantas que surgen en el día a día. Hay situaciones que dependen de la misma persona, de su personalidad y su manera de tomar las cosas y otras sobre las que no puede decidir. Iguamente, es posible adoptar algunas conductas que pueden ayudar a mantener el autocontrol y bajar el nivel de ansiedad.

Sabemos que cuando manejamos un auto no es posible controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor ni con qué clase de conductores nos cruzaremos. Por eso, es importante que al momento de ponernos frente al volante, lo hagamos de manera tranquila y calma, con todos nuestros sentidos alertas y listos para reaccionar rápidamente en caso de ser necesario. Porque el estrés es un compañero no deseado que puede generar taquicardias, transpiración, mareos, hasta problemas en la visión, entre otras sensaciones que anulan y dificultan nuestra capacidad de conducción. Y manejar es una acción estresante en sí misma ya que debemos mantenernos despiertos y alerta ante cualquier cuestión que aparezca. Lo preocupante es cuando no podemos controlar esas situaciones porque sentimos ansiedad, miedo o nerviosismo.
Algunas de las situaciones más comunes que lo generan son:
- Embotellamiento: el gran flujo de tránsito genera un aumento en los niveles de estrés de los conductores. Llegar tarde y no avanzar produce frustración; lo que puede provocar comportamientos agresivos o impulsivos.
- Pensar en cómo va a estar la calle ese día: pensar si va a haber o no embolatellamientos, cortes, piquetes o arreglos nos predispone a sufrir de antemano.
- Autoexigencia: nuestra manera de ver las cosas a veces nos hace pensar que los demás deben tener también un excelente comportamiento a la hora de manejar, lo que nos pueve llevar a sentir angustia y enojo que se traducen en una constante recriminación hacia el resto de los conductores.
- Estacioanamiento: buscar un lugar dónde estacionar el auto o pensar si tenemos la app correspondiente para hacerlo puede generar desesperación y tension. Cuando encontramos el espacio, el estrés también puede aparecer porque hay vehículos esperándonos a que terminemos de maniobrar.
- Ruidos: si estamos en el medio de un embotellamiento no es lo mismo afrontarlo escuchando música o nuestra radio preferida que oyendo las bocinas de los demás autos.
- Adelantamientos: un conductor que está detrás nuestro que no respeta la distancia de seguridad- y nos hace luces constantemente- nos puede llegar a generar una sensación de agobio.
- Estar apurado: los conductores que está muy apurados y piden paso constantemente causan angustia en el resto de quienes manejan. La frustración de no conseguir lo que se propone hace que su frecuencia cardíaca aumente negativamente.
- Incorporaciones y rotondas: incorporarse luego de estar esperando o entrar una rotonda provocan cierto estrés ya que muchas veces sentimos si vamos a acertar o no con el momento justo para hacerlo. Tanto el hecho de adelantarnos como el de no frenarnos puede hacer que los otros vehículos de la vía nos toquen bocina y, de este modo, aumente nuestro nerviosismo.
- Radares y multas: cuando vemos la indicación de un radar cercano o un auto de la policía reducimos la velocidad, a veces, muy por debajo del límite solicitado. Estas frenadas extremas no son positivas para los conductores que vienen detrás.
- Cambios de rutina: las variaciones en nuestro trayecto diario, ya sea por obras, cortes o desvíos temporarios son algo generan temor a perdernos o a llegar tarde. Discutir dentro del auto: retar a nuestros hijos e hijas mientras manejamos provocan mucho estrés y también peligro, ya que esa distracción pueda causar un accidentes.
- Que se acabe la nafta: notar que la aguja del combustible está marcando la reserva genera preocupación por si podremos llegar a la próxima estación de servicio. Este es un tema que pasa más por nuestros pensamientos ya que estaciones de servicio hay por todos lados.
- Factores ambientales: que el sol nos dé de frente, mucho calor o mucho frío, la lluvia extrema o una gran nevada también pueden provocar nerviosismo.
- Dispositivos electrónicos: la excesiva dependencia hacia los dispositivos electrónicos tiende a aumentar el estrés del conductor lo que se traduce en un uso irresponsable del celular y en el riesgo de accidente que eso trae aparejado. El uso del GPS también nos puede causar estrés porque creemos mucho más en él que en nuestro conocimiento o instinto y cuando nos indica mal la ruta nos angustiamos mucho.
Por ultimo, existe una serie de factores ajenos al acto de conducir que también afecta a la hora de conducir: enfermedades, problemas familiares, separaciones o preocupaciones económicas, u otros problemas diarios que no se pueden dejar fuera del auto.
Pese a todo lo anterior, es posible seguir algunos consejos para que manejar sea un poco menos agobiante y , por qué no, pueda llegar a convertirse en un momento de relajación. Sobre todo cuando forma parte de nuestras obligaciones cotidianas. - Mantener una postura cómoda para conducir: no solo debemos pensar en ponernos el cinturón de seguridad, también es importante que el soporte para la cabeza esté en el lugar correcto, alineado con nuestras orejas. Revisar los espejos, fijarnos si no hay que inclinar o estirar el cuello, la distancia existente entre el asiento y el volante, son pequeños pasos a seguir para sentirnos más a gusto dentro del auto. Cantar fuerte ayuda a olvidar los nervios; a otras personas las calma una música tranquila, o hacer una lista de canciones para los trayectos también sirve para generar un espacio confortable. Todo es cuestión de gustos.
- Autoconotrol: preparar la mente para la rutina, descansar lo necesario, sacarle importancia a lo que nos preocupa son elementos claves para bajar el nivel de ansiedad. Si otro conductor nos molesta, resulta positivo chequear qué pensamientos aparecen en nuestra mente y no dejarnos llevar por ellos.
- Respiración: centrarse en algo que podamos controlar, como la respiración, ver si lo hacemos desde el pecho o desde el abdomen, e intentar que sea siempre a través de este último, también acompañan el proceso de búsqueda de bienestar al conducir.
- Evitar sustancias como el alcohol, drogas o ingestas excesivas de café o té.
- Reconocer los miedos que surgen al manejar: es importante charlar estos temas con amigos o familiares.
Tener en cuenta todos estos consejos es muy importante para mejorar la seguridad vial. Porque, al fin y al cabo, conducir un vehículo no solo requiere habilidad, práctica y concentración, también es necesario tener mucha paciencia.